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Agustín Yáñez y Leyendas de Jalisco

  • Antonio Toledo A01365629
  • 10 nov 2015
  • 10 Min. de lectura

Agustín Yáñez

Nació el 4 de mayo de 1904 en Guadalajara, Jalisco, en donde comenzó sus estudios desde la primaria hasta la universidad. Acabó la universidad en la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara y después viajó a la ciudad de México para entrar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma donde consiguió su maestría. Después empezó a desempeñar papeles importantes en la sociedad y la política, algunos de sus puestos más importantes fue gobernador de Jalisco en donde tuvo una administración ejemplar y secretario de educación pública en donde creó reformas muy valiosas.

Tenía una amplia variedad de tipos de obra como ensayos, novelas, críticas literarias y cuentos entre otros. De sus obras la que más resalta es “Al filo del agua”. Algunos lo consideran el padre de la narrativa moderna. En 1973 ganó el Premio Nacional de Letras.

Murió el 17 de enero de 1980 en l ciudad de México.


Leyendas de Jalisco

-Estas leyendas no están relacionadas con el autor ya que se dificulto encontrar sus cuentos

El niño que le temía a la oscuridad

Se cuenta de un niño llamado Ignacio (Nachito), desde los inicios de su vida tuvo un miedo extremo hacia la oscuridad; era tal ese miedo que si no había luz en el lugar donde dormía, lloraba y gritaba. Así fue hasta la edad de cinco años cuando falleció, dado a que su niñera olvidó encender las cuatro luces (que se encontraban en las esquinas de su habitación). Fue sepultado en el panteón de Belén; sin embargo las dificultades siguieron, ya que el velador cada mañana veía el féretro del niño fuera de su tumba, por lo que debía ser introducido de nuevo a su lugar cada mañana. También se cuenta que se veía su fantasma en la puerta del camposanto tratando de llegar a la luz de la calle. Ante esto, sus padres decidieron modificar la tumba, haciendo un féretro de piedra que estuviera en el exterior con cuatro antorchas alrededor de él, allí fue puesto el cuerpo del niño y desde ese momento todo ha regresado a la normalidad. Hoy en día se le pueden dejar ofrendas como dulces o juguetes, tal vez para que el niño siga descansando con tranquilidad y pueda jugar cuando su espíritu salga de noche.

-Uno de los mensajes que me deja esta leyenda es que debemos de enfrentar nuestros miedos porque si no podrían llegar hasta a matarnos

La apuesta

Se cuenta de un grupo de amigos que estudiaban medicina en el Hospital Civil…un día, uno de ellos hizo una apuesta con sus compañeros: entraría al panteón de Belén a las ocho de la noche, hora en que según la creencia salían los muertos de sus sepulcros y clavaría un clavo para constatar su presencia. Dadas las ocho en el reloj, el joven brincó la barda con clavo y martillo camino hasta el fondo del panteón y clavó el metal puntiagudo en la pared; sin embargo, al quererse retirar del lugar, notó que alguien o algo le detenía su saco, fue entonces que se llenó de pavor y horror a tal punto de perder la conciencia, sus compañeros le esperaron una hora y al notar que no llegaba entraron al panteón a ver lo que pasaba; sin embargo, fue demasiado tarde ya que el joven yacía muerto. Lo hallaron tendido en el suelo con el saco sujeto a la pared con él. Se dice que los compañeros del joven enloquecieron.

-“la curiosidad mató al gato” tal vez no quede perfectamente la frase pero por intentar demostrar que era valiente y que no le tenía miedo a eso acabo demostrando lo contrario ya que yo creo que el mismo clavo una parte de su ropa o simplemente se atoro y al tener el miedo de que si fuera verdad se asustó tanto en ese momento que le dio un paro.

La tumba de las rosas

Esta leyenda trata de una señora, quien, caminando por el campo tropezó con algo en el suelo. Miró hacia abajo aquello que estorbó su caminar y encontró a sus pies un crucifijo roto. En ese momento lo recogió y lo llevó a su casa, allí lo puso en su sala, llenándolo de flores y de veladoras, y así fue como siempre trató la señora al Cristo roto. Nunca le faltó ni una rosa y siempre le ponía una veladora. Así llevo su vida hasta que un día enfermó de gravedad. El doctor determinó que no se podía hacer nada. Su familia, triste a su lado, escuchaba como la señora les decía “no lloren, pues el señor me dijo en un sueño que, así como lo recogí y lo llené de flores ahora él llenaría de flores mi tumba y nunca habrá día en que me falten flores como a él no le faltaron”. Y así fue, la señora falleció y un par de días después comenzaron a salir flores sobre la tumba, pero de una forma peculiar. En vez de crecer y salir hacia arriba, las flores conformaban dos salientes que parecían proteger en un constante abrazo, la tumba de aquella señora. Hasta hoy no hay día en que falten flores en la tumba de esa generosa señora.

-Recibimos lo que damos, hay que tratar y dar a los demás lo que nos gustaría que nos dieran a nosotros

Don Ferruco

Don Ferruco era un tipo muy original y popular. Tenía alrededor de cuarenta años y es conocido ya que transitó las calles de Guadalajara llamando la atención de cuantos se encontraban con él. Casi nadie sabía su verdadero nombre y todo el mundo lo designaba con el apodo que le pusieron desde que vino a Guadalajara: “Ferruco”. Algunos viejos atribuyen el apodo a un grupo de muchachos ociosos del apartado barrio del Jicamal, mientras que otros aseguran que fue su suegra. Cuando comenzó a usar bastón el pueblo tapatío le regaló el título de “Don”, en un pergamino. En cuanto al verdadero nombre del personaje en cuestión, hay diversas versiones: el vocablo “Ferruco” es, para unos, un diminutivo del nombre de Francisco; para otros, no es más que una corrupción del nombre de Fernando; sin embargo, para aquellos que no están conformes con que él se haya llamado Francisco o Fernando, el vocablo “Ferruco” es un nombre arbitrario, un apodo. A todos estos nombres hay que agregar el de Rosalío, con el cual lo llamaban algunos conocidos suyos.

En los periódicos y hojas sueltas de caricaturas publicadas anualmente en esta ciudad, con motivo del Día de Finados, muchas veces figuró el nombre de Don Ferruco entre los muertos por los caricaturistas. En una de las cartas de la popular y divertida lotería, que editó la casa “Loreto y Ancira” y en los escaparates de algunas tiendas…

http://www.guadalajaraguadalajara.com/paginas.php?id=152

  • Hay veces que con un apodo es con lo único que conocemos a una persona y al todos llamarlo de esa manera su nombre va desapareciendo y volviéndose cada vez más extraño.

  • Con una buena actitud y siendo una buen persona todo es más fácil y siempre encontraras ayuda y personas que te apoyen.

Pada Oda

Popular hombre delgado que traía un palo de escoba en lugar de bastón para apoyarse, es conocido porque vendía billetes de lotería en el centro sin un lugar fijo en las avenidas López Cotilla, Colón y Pedro Moreno. Su apodo se lo pusieron porque no podía pronunciar “para ahora” y decía “pada oda”.

Con el tiempo, se le entendió un poco más que antes, pues era un poco mudo y tenía problemas de la dentadura.

Él decía que le debieron de haber dado dinero en lugar de haberle hecho una escultura y una pintura, misma que se encuentra ubicada en la calle 16 de Septiembre entre López Cotilla y Madero en la agencia de la Lotería Nacional.

  • Vivió toda su vida pobre pero al final decidieron hacerle una pintura y escultura que debieron de costar bastante dinero y él tiene razón al decir que hubiese sido mejor que le dieran ese dinero

Polidor

Se llamaba José Francisco López, nació en Los Reyes, Sinaloa. Era un individuo bajito y delgado, cuyo trabajo consistía en anuncios hablados.

Polidor inició su carrera como Publicista, cuando vino a esta ciudad la compañía de teatro de Don Jacinto lo contrató, a pesar de no saber leer ni escribir aunque tenía una memoria privilegiada; y con bastón, recitaba en las esquinas partes de la obra “Los intereses creados”, como propaganda; seguramente le gustó el oficio y haciéndose de su inseparable bocina, continuó con ella hasta su muerte.

Anunciaba en “La Casa Perico” que realmente se llamaba “Casa Aguilar”, pero así se le conocía a este negocio porque para su promoción, bailaba un señor vestido con un gran disfraz de perico. Polidor también se paraba en la esquina de Las Fabricas de Francia y muchas veces de una manera espontánea, le decía a las muchachas versos.

En las tiendas donde había baratas, siempre lo encontraban en la puerta del negocio muy elegante y armado de una gran corneta de hoja de lata, gritando con ganas; otras veces andaba andrajoso, eso quería decir que no tenía trabajo por el momento y otras vestido de niño, de pantalón corto con piernas peludas por algún barrio, anunciando que algún niño se había extraviado.

Cuando vinieron los aparatos de sonido, Polidor se derrumbó; entonces, espontáneamente hacía propaganda a la puerta de algún negocio, en busca de su propina. Al final, caminaba por los portales con la ropa raída, sucio y con la bocina llena de abolladuras, aceptando alguna ayuda del transeúnte.

Murió en la Cruz Roja de Colima, con más de noventa años, encontrándole en el forro de su saco, ochenta mil pesos.

  • Hay personas que hacen las cosas solamente porque de verdad es lo que aman hacer aunque nadie lo crea. El polidor es un ejemplo de ello ya que aunque parecía que hacia todo eso por dinero solo lo hacía porque era lo que disfrutaba hacer.

El General Hilachas

Era un limosnero que usaba un viejo kepí, huaraches, un vendaje de color indefinido y que con orgullo decía: "yo soy General" y de la misma manera pedía que la gente lo nombrara de esa forma al dirigirse a él.

El General Hilachas, fue un antiguo revolucionario que conservó el uniforme de soldado: raído y mugroso. La ropa que le obsequiaban se la ponía toda al mismo tiempo, llegando a usar cinco o seis sacos (uno encima de otro), además del gabán y la gorra de soldado. Alguien le escribió en ella: “General del Batallón cuarenta y uno”.

El nombre del General Hilachas quedó grabado en la memoria de muchas generaciones, sólo por vestirse con las prendas que cada mano generosa le daba. Marchaba por el centro de las calles, con riesgo de ser atropellado por algún automóvil o “calandria”.

El General Hilachas entró a Guadalajara por San Pedro Tlaquepaque sin compañía alguna, dictando órdenes y diciendo a los primeros curiosos que se le acercaron que era general y que Guadalajara le parecía bien para defenderla de los porfiristas….

  • Hay muchas personas que marcan la vida de muchos sin intentarlo y simplemente siendo ellos mismos

Los Doctores

Allá por el segundo tercio del siglo pasado, vivía tranquilo y en paz el doctor Juan de la Rosa y Serrano, pero por mala suerte al poco tiempo se vino a vivir a esta ciudad y en la misma calle, Sabino Mendoza y Cervantes quien era un supuesto médico, es decir, un verdadero charlatán; lo malo es que estas personas tenían un parecido tal, que los vecinos del barrio de Santo Domingo los creían la misma persona.

Ambos eran calvos, cazcorvos, un tanto encorvados, su nariz aguileña y los lentes con cadenilla aprisionaban sus orejas; el parecido de estos dos personajes fue terrible para los enfermos y para ellos mismos. Don Sabino adquirió mucha faena tanto en la gente pobre como rica, fama que tuvo por las palabras que usaba en sus recetas: "Aqua destilata", "agalina deshuesata", etc. Terminología que él había inventado para disfrazar su ignorancia.

Como los dos médicos vivían en la misma cuadra de la calle de Catedral (hoy Av. Alcalde) y la ocurrencia de Sabino Mendoza de recibir a cualquier hora a sus clientes, era muy común que los familiares de algún enfermo se equivocaran de casa y tocaran en la morada del doctor Juan de la Rosa… ¡imagíneselo!, tener que salir de la cama muy enojado, ponerse sus pantuflas, ir a la ventana y dar las señas del hogar de su colega. Ya cansado el doctor de la Rosa de que lo despertaran frecuentemente por las noches, mandó colocar una gran tabla pintada de negro y con letras blancas afuera de su casa, el aviso en verso decía:

"Aquí no vive Mendoza ni tampoco Cervantes; vive aquí Juan de la Rosa sin chupa, ni pipa y guantes". Al darse cuenta Mendoza de ese insulto, mandó pintar en la puerta de su hogar: "Aquí sí vive Mendoza el médico más galante, que asusta a Juan de la Rosa el médico más chocante".

Ya imaginarán el relajo que se armó, De la Rosa llevó el asunto a los tribunales, pero no aceptaron su demanda porque según decían, eran puros celos profesionales.

  • A la gente ignorante se le puede hacer creer lo que sea y como de verdad se lo creen esa comienza a ser la verdad para ellos.

La Niña Del Panteón

En un conocido Panteón del estado de Guadalajara hay una niña que se aparece, sale y deambula entre las tumbas, se cuenta que en aquel lugar se escucha la voz de una niña que dice “mi mami” en aquel lugar han visto una sombra que pasa al fondo del panteón también un rostro como si los observaran.

En el panteón se manifiestan muchas actividades paranormales, pero las apariciones más terroríficas eran la de la niña, que al parecer muchos han creído ver o al menos han sentido que una presencia los vigila de alguna manera.

  • A veces al creer en algo parece que es verdad y tu mente hace que sientas como que en realidad es verdad aunque no lo sea

La leyenda de la casa de los perros

Leyendas de Guadalajara Una infidelidad causo que Jesús Flores nunca descansara en paz, el hombre contrajo nupcias 1876 con doña Ana González, el señor Jesús de Jalisco tenía 72 años era mucho mayor que su joven esposa que tan solo tenía 28 ella había aceptado la relación por interés a si tendría una vida llena de lujos, doña Ana le pidió a Jesús que su casa fuera de dos pisos y que en la azotea colocara dos estatuas de perros pointer porque estaba de moda en Europa, la gente bautizo la mansión como la casa de los perros.

La salud de Jesús cada vez empeoraba, don Josué Cuervo siempre había deseado a doña Ana y viendo enfermo a su amigo aprovecho para cortejarla, pero antes de morir don Jesús le pidió a su joven esposa que le prometiera que nunca lo olvidaría y que guardara luto por él, sin embargo ella no cumplió la promesa y formalizo la relación con el señor Josué Cuervo, la leyenda dice que don Jesús Flores camina por esta casa porque su mujer no le dio el luto prometido, hoy en día la casa de los perros es la sede del periodismo en Guadalajara.

  • Una promesa se lleva a hasta la muerte, pero él ya se debía de esperar que algo así pasara ella era muy joven y no podría vivir toda su vida así y también que ella solo se hubiera casado con él por interés


 
 
 

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